Abandonada Por el Sistema

Sara, de 50 años, huyó de su familia a la edad de 13 años para escapar del abuso sexual que sufría por parte de su tío. Sin educación ni oportunidades, desarrolló una dependencia en las drogas y trabajó como trabajadora sexual, y eventualmente fue arrestada por vender pequeñas cantidades de crack para mantener su consumo. Presa del pánico, Sara trató de sobornar con el equivalente de US$3,75 al oficial de policía a cargo de su arresto. Actualmente viene cumpliendo una sentencia combianada de siete años, obtenida a cambio de declararse culpable de ambos delitos. 

La legislación actual sobre drogas en América Latina refuerza un ciclo de pobreza. La falta de educación y de oportunidades económicas a menudo sienta las bases para la dependencia a las drogas, una participación menor en el tráfico de drogas, la explotación sexual y el recidivismo.
Sentencia: 5 años y 4 meses por vender crack. Un año y meses por intento de corromper a un funcionario público con el equivalente de US$3.75.

A los 13 años, Sara abandonó la escuela y huyó de su casa porque su tío la abusaba sexualmente. El muchacho con quien huyo también abusaba de ella. A los 15 años decidió huir de él también. Ella fue explotada en el comercio sexual para poder sobrevivir.

Sara ha pasado la mayor parte de su vida viviendo en la calle. Ella empezó a consumir drogas y a involucrarse en actividades delictivitas para financiar su hábito de consumo.

Un día, Sara fue atacada violentamente por un hombre a quien le negó la compra de drogas. Él la golpeó con una tabla llena de clavos oxidados.

“No sé cuánto tiempo estuve tirada en el suelo, pero dicen que cuando llegó la ambulancia, el enfermero le decía al muchacho que lo ayudó a montarme en la camilla que unos minutos más y yo hubiera muerto”.

Eventualmente, Sara fue enviada a la cárcel, pero al ser liberada empezó a usar y vender drogas otra vez.

Actualmente ella tiene 50 años, y está en la cárcel con un periodo reducido por declararse culpable de tráfico de drogas.

Sin embargo, ella cumple una sentencia adicional de un año y ocho meses por tratar de sobornar al policía que la arresto con el equivalente a US$3.75.

“Cuando salga de acá me voy para donde mi hermanita y me consigo un trabajo en lo que sea, pero no volveré a trabajar ilícitamente, y mucho menos a consumir [drogas] porque mi hermana me necesita mucho”. 

Giselle Amador es doctora en medicina y fundadora de la Asociación Costarricense de Estudios e Intervención en Drogas (ACEID). Ella conoció a Sara durante una visita reciente a la prisión de Buen Pastor, y dice que el caso de ella no es infrecuente, que de lo contrario, sirve como ejemplo del circulo en que muchas mujeres se ven atrapadas.

 

“Sara sufrió una historia de violencia y violación de derechos fundamentales desde la infancia. El abuso físico y sexual, los embarazos como producto de violaciones, la expulsión a la calle y finalmente la reclusión en prisión por venta de pequeñas cantidades de crack, completan el cuadro de vulnerabilidad”. 

Esta serie de fotos fue creada por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) con el apoyo del Open Society Foundations.

Productora y Fotógrafa

Jessamine Bartley-Matthews

Entrevista por

Luz Piedad Caicedo, Sergio Chaparro, Zhuyem Molina, and Coletta Youngers

Asistencia Editorial

Kathy Gille, Kristel Muciño, and Coletta Youngers

Agradecimientos Especiales a

Adam Schaffer