Yo No Soy Delincuente

Angela, 24 años de edad y madre de tres hijos, cuenta de los abusos que sufría y cómo llegó a ser parte del mercado de drogas. 

Sentencia: 6 años por ingresar drogas en un penitenciario.

Ángela, de 24 años, es madre de 3 hijos y ha cumplido cuatro de sus seis años de condena.

Su historia es una de violencia y discriminación. Recuerda su infancia con tristeza; su mamá la maltrataba mucho. A los 13 años quedó embarazada de un hombre de 21 años de edad.

En estado de embarazo, seguía soportado la violencia ejercida por su mamá. Paso algún tiempo en el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, en la calle y en la casa de su abuela.

A los 15 años conoció a otro hombre mucho mayor que ella.

Ante la desesperación de encontrar un lugar seguro para no tener que vivir en la calle, se fue a vivir con él. A los 16 tuvo su segundo hijo y su tercero a los 18.

Él también le pegaba, incluso en una ocasión la apuñaleó.

El hombre cayó detenido y encarcelado por hurto. Mediante presiones la convenció de entrarle droga a la cárcel de Acacías en Meta, Colombia.

“Yo sentía, más que todo como una obligación… me decía que si no le llevaba eso lo iban a chuzar [apuñalar]… Yo lo quería, era el papá de mis hijos”.

Era una visita en 2011, unos perros le detectaron drogas en su cuerpo y fue encarcelada. Ha soportado abusos racistas y discriminación de las guardias y de otras reclusas.

“Me dijo [la guardia] negra esclava, negra asquerosa… [y las compañeras] me decíam megra chorro de humo…[que soy] un gorila, un simio”.

“Uno se siente horrible, chiquito menospreciado… me trataron como si yo fuera lo peor”. 

Sergio Chaparro es investigador principal en Dejusticia, una ONG colombiana que documenta e impulsa acciones anti-discriminación.

 

“La discriminación que padecen las minorías étnicas en el país se exacerba en la cárcel. A la violencia que sufren por ser mujeres se añade la que soportan por ser afrocolombianas o indígenas”. 

“Mi mamá vino hace unos cinco meses, ha sido la única de toda mi familia [de visitar]… me deprimía por esto… Yo la quiero ver, me hace falta, [quiero] que me dé un abrazo”.

“Y yo, ¿Qué hago?… Uy pues no, uno se siente impotente porque no puede hacer nada”. 

“Yo no me considero una delincuente, porque no lo soy. Simplemente por amor, por ingenuidad… hice lo que hice”.

Este ensayo fotográfico fue producido por la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) con el apoyo del Open Society Foundations y la Fundacion Libra

Productor y fotógrafo

Adam Schaffer

Entrevistas por

Demalui Amighetti, Marie Nougier, Luz Piedad Caicedo, Sergio Chaparro, Zhuyem Molina y Nischa Pieris