Castigada por ser pobre

Nayeli, de 28 años, es una mujer indígena encarcelada en Cochabamba, Bolivia. Ella ha sufrida violencia sexual y ha vivido toda su vida en pobreza. Nayeli cuenta como el abuso y la pobreza la llevaron a involucrarse en el tráfico de drogas.

La ley boliviana permite que las madres vivan en prisión con sus hijos hasta los seis años de edad. Dentro del Centro Penitenciario San Sebastian Mujeres hay tiendas, comedores y talleres.
Nombre: Nayeli*
Edad: 28 Años
Delito: Transportar 3 kilogramos de pasta base
Sentencia: 8 años
Lugar: Cochabamba, Bolivia
El padre de Nayeli fue condenado por transportar droga. Cuando era niña, toda la familia vivió en la cárcel por 7 años.

Al salir, la familia se vio envuelta en problemas domésticos y económicos.

“Afuera mi papá gastaba lo que ganaba en alcohol. Mi mamá trabajaba costurando polleras–faldas tradicionales–pero la plata no alcanzaba para nada”.

Nayeli comenzó a trabajar como cantante y bailarina a los 15 años, ganando 12 dólares por actuación.

“Había un tipo en el grupo que abusó de mí y me embaracé a la primera. Yo no quería ami hijo al principio, porque me recordaba a él. Despuées de algunos años, él se lo llevó”. 

Nayeli se involucró con una nueva pareja que la golpeaba, causándole perder un bebé. Ella lo dejó y empezó a trabajar en una compañía de taxis, pero apenas le alcanzaba el dinero para comer. Tiempo después, se trasladó a Argentina con una nueva pareja y tuvo otro hijo, pero volvió a Bolivia debido a que no tenía un ingreso suficiente.

Después de regresar a Bolivia, una amiga le ofreció 1000 dólares para comer unas “cositas” (capsulas llenas de cocaína) para llevar a Chile.

“La primera vez, llevé 900 gramos de cocaína. El señor que nos acompañaba me hizo entrenar con zanahorias de 10 centímetros. El dinero me alcanzó para comprarme una cama y otras cositas, porque no tenía nada”. 

“Cuando tragaba las cápsulas para mi segundo viaje, la policía antidroga me detuvo”. 

“‘Es tragona. Abre la boca me decían’. Yo me negaba. Los oficiales me dieron purgantes y me pusieron una sonda para botar las pastillas”. 

Nayeli estuvo seis meses detenida.

Cuando salió de la prisión, Nayeli tenía muchas deudas y poco ingreso. Ella decidió transportar droga de nuevo para mantener a su hijo.

“Estaba llevando 3 kilogramos de pasta base pegadas con cinta adhesiva a mis pernas. Alguien nos delató y volvieron a traerme a la cárcel. Mi sentencia ahora es de 8 años”. 

Nayeli se hace cargo de todos los gastos de su hijo menor, ya que no recibe ayuda por parte del padre. Ella trabaja anunciando el ingreso de gente a la prisión para mantenerse a sí misma y a su hijo.

En la cárcel obtuvo su bachillerato con otras 24 compañeras, con quienes tomó clases en las noches. En un mes obtendrá permiso para salir a trabajar afuera de la cárcel durante el día.

“Aquí es triste la vida. Nadie viene a verme. A veces necesitas el apoyo moral de la gente; los que no tenemos quien nos visite nos setimos solos. Me pongo triste y lloro. Cuando salga, quiero irme lejos y volver a empezar mi vida con mi hijo”.

Kathryn Ledebur es directora ejecutiva de la Red Andina de Información, una ONG con sede en Cochabamba, Bolivia. Tiene más de 20 años de experiencia analizando el impacto de la política de drogas.

Kathryn Ledebur es directora ejecutiva de la Red Andina de Información, una ONG con sede en Cochabamba, Bolivia. Tiene más de 20 años de experiencia analizando el impacto de la política de drogas.

“es indispensable que las mujeres privadas de libertad por delitos menores y no violentos puedan acceder a alternativas al encarcelamiento. En la gran mayoría de los casos, el impacto del encarcelamiento en el entorno familiar de las mujeres es más dañino que el delito en sí”. 

*El nombre de la entrevistada ha sido cambiado

Créditos:

Producción:
Red Andina de Información /WOLA

Fotografía:
William Wroblewskihttps://mujeresydrogas.wola.org/wp-admin/post.php?post=521&action=edit&lang=es#

Entrevistas y asistencia editorial:
Kathryn Ledebur, Ana Carolina Gálvez, y Ariel Pueyo Encinas

Diseño:
Caroline Buhse

Gracias a:
Las Internas del Centro Penitenciario San Sebastian Mujeres
Gobernación de la Cárcel de San Sebastian Mujeres
Régimen Penitenciario del Estado Plurinacional de Bolivia

Este ensayo fotográfico fue producido con el apoyo de Open Society Foundations y la Libra Foundation.